I. CUBA Idiófono de golpe directo, independiente. El término cajoncito se emplea para los instrumentos de menores dimensiones, aunque ambas palabras se usan como genéricas. Consiste en una caja de madera en forma de paralelepípedo con uno o varios orificios de resonancia. También se presenta en forma de tronco de pirámide recta invertida; en ese caso presenta generalmente el extremo superior de la pirámide abierto. La palabra –cajón– tiene como significado literal el de “caja grande”, aunque en Cuba no siempre se ha conocido este vocablo como aumentativo de caja, ya que en el s. XIX a las cajitas de tabaco se les llamaba cajón. La denominación del instrumento ha estado también vinculada al uso de cajones de madera, empleados como embalaje de mercancías, para producir toques; así se hizo común el llamar al instrumento de acuerdo con su uso original: cajoncitos de velas, a los más pequeños, y cajones de bacalao a los mayores. Cajones de rumba es el nombre que recibe el conjunto instrumental asociado al género que tradicionalmente interpretan. Toque de cajón, rumba de cajón, o simplemente cajón, son las formas más generalizadas para nombrar la fiesta en la que intervienen. Los nombres que adoptan cada uno de los cajones del conjunto instrumental están en correspondencia directa con las funciones metro-rítmicas y tímbricas que cada uno asume. Este tipo de denominación está vinculada a las funciones rumberas desde finales del s. XIX. A principios del presente siglo algunos cajones adoptan también términos propios de los membranófonos de las comparsas. Los nombres que recibe cada cajón de acuerdo con su función han sido adoptados también por las tumbadoras, membranófono surgido posteriormente. Se pueden observar los diferentes vocablos empleados para nombrar cada uno de los cajones: cajón mayor: cajón, caja, conga, bombo, salidor, tumbador, un solo golpe y golpe; cajón mediano: tres-dos, llamador, seis por ocho; cajón pequeño: quinto, requinto, quintico, quinteador, cantador y repicador.