I. COLOMBIA Fiesta que se inicia conjuntamente con el bando del Carnaval de Barranquilla el 20 de enero de cada año. Ciénaga, en el departamento del Atlántico, es la cuna de este festejo, aunque diversas poblaciones y ciudades como Plato, Talaigua, Mompox o Santa Marta reclamen su origen. En la fiesta salen en forma de danza del caimán, hombres, tanto chicos como grandes. En un comienzo llevaban verdaderas cabezas del reptil, a las que se colocaban canicas de cristal en la cavidad de los ojos; más adelante, desde pequeños ejemplares vivos hasta figuras elaboradas con diversos materiales. Al hombre que lleva el caimán, vivo o simulado, lo rodean dos o tres acompañantes que ayudan a mantener la figura del caimán intacta o evitan que se moleste al reptil si está vivo. En su recorrido persigue principalmente a las mujeres jóvenes. Una vez que el caimán las toca con sus fauces, es señal de posesión. La fiesta se basa en una leyenda del río Magdalena. Era un pescador con un diente de oro que vivía con dos mujeres, pero perseguía a las jóvenes que se bañaban en el río. Para poder apreciarlas sin ser visto, el pescador recurrió a un indio guajiro, que le entregó en dos botellas el secreto de convertirse en caimán. Al salir, una de las botellas se le rompió y sólo alcanzó a que algunas gotas le devolvieran su cara y diente de oro. Después de esta desgracia, vagó hasta Barranquilla, donde causó estragos, y volvió a Plato, en el departamento del Magdalena. Con base en esta leyenda, José María Peñaranda, del pueblo de Fundación, compuso una canción muy popular en el mundo: “Ayer me fui a bañar,/por la mañana temprano,/me encontré con un caimán,/con cara de ser humano./Lo que hace este caimán,/es digno de admiración:/come queso y come pan,/y toma tragos de ron./Se va el caimán, se va el caimán,/se va para Barranquilla”. Véase Ciénaga.